13 de mayo de 2022
El hombre del Norte (The Northman): un viaje tan histórico como psicodélico
Los
rumores son ciertos, El hombre del Norte es buena película por varias razones;
sus imágenes oníricas, sobrenaturales, bestiales y frías son realmente
hermosas. Sin embargo, a mi gusto, le falta corazón. La sentí emocionalmente
plana, pues me dio lo mismo si el protagonista vivía o moría. No sentí empatía,
a pesar de que el amor, el desamor, la muerte y la traición aparecen en el
filme, pero retratados de forma distante. Tal vez faltó un poco de rapport;
pero también creo que este desapego emocional no necesariamente es un
desacierto, y puede ser incluso parte de la estética fría y bestial de los
vikingos. No todas las películas deben llevarnos a la montaña rusa de las
emociones, pues no es Forest Gump; y su virtud recae en la fotografía y en las
imágenes de un mundo fantástico.
Ahí
están todos los elementos de la iconografía de los nórdicos: sus mares grises y
picados, la nieve y sus inviernos devastadores, su lengua, sus creencias. El
gris del cielo y los cabellos blancos de las mujeres celestiales como hadas,
las brujas... Se nota que el director recurrió a historiadores, pues está muy
bien documentada. La historia está basada en un cuento popular islandés y
recrea cada elemento de la época: la vestimenta, las aldeas, las costumbres,
los barcos. Se retrata muy bien la espiritualidad de los nórdicos y las
ceremonias que solían realizar alrededor del fuego.
La
foto es impecable. El elenco también es perfecto, Ethan Hawke nos enamora a los
pocos minutos y Björk también aparece con un personaje interesante. Los
diálogos son escasos pero precisos; no nos hacen falta. Me fascina que no es
cursi ni romántica; no hay emotividad en los personajes y eso se agradece. Al
final los vikingos eran unos tipos duros; cuestiones de vida o muerte.
A
pesar de que vemos varias cabezas volar, la violencia no es explícita, es
bastante fina. Lo mismo ocurre con los desnudos, en donde el director dejó en
claro que no hacerlos aparecer fue parte de una decisión estética.
Además
de leer las porras que Alfonso Cuarón le echó al director, Robert Eggers, a quien
literalmente le dijo que no tenía críticas sino “alabos”, también leí algunas
reseñas en las que se menciona el mundo sobrenatural como el retrato de la
locura del protagonista; sin embargo, las referencias son clarísimas: los
hongos mágicos aparecen una y otra vez, no sólo a través de las imágenes de
ensueño; sino que “los dioses de la Tierra” guían a la Olga con su infinita
sabiduría. Se sabe también que los vikingos consumían hongos porque han
encontrado restos. Como sea, el viaje psicodélico al que nos lleva The Northman
amerita verla en pantalla grande.
3 de octubre de 2017
6 de julio de 2017
No comprendo por qué la manía de querer meterme en tu cabeza. Repaso cada momento. Tú manejaste mi coche del cine a tu casa, te detuviste en la puerta, me preguntaste si deseaba quedarme a dormir esa noche. Yo respondí que no porque ya era tarde y era domingo y al día siguiente trabajabas y yo quería dormir en mi casa para sentirme más cómoda con mi pijama limpia, de otra forma hubiera dormido desnuda y con las piernas llenas de los pelos que crecieron como púas en tan sólo dos días. Además lo hiciste por educación, así que no dudé en decir que prefería dormir en mi casa. Incluso me sentí poderosa, en control de mí. Me negaba a una noche contigo, una noche que en realidad siempre estoy anhelando porque son muy contadas en el mes. Parecerá obsesivo, pero en mi agenda marqué con plumón rosa los días y las noches que pasé contigo. En seis meses logramos 20 citas, pocas, muy pocas, pero suficientes para que yo ahora, después de un mes de no verte ni hablar contigo, yo todavía repase cómo fue la última vez que nos vimos. Nos bajamos los dos del coche, yo dejé la puerta abierta del copiloto. Te ayudé a bajar las sábanas sucias de tu otro departamento, el de la Roma, después tomaste el balón. Al final se quedó el garrafón de agua, ya no tenías manos y no querías dar dos vueltas. Yo me ofrecí a subirlo, pero mejor me lo regalaste para mi casa. “No sé si tengas o no tengas agua en tu casa, pero llévatelo”. Así se resolvía todo y yo con un aire extraño. Quería correr a mi casa, bañarme, ponerme una pijama de franela y meterme en mi cama, avergonzada, triste también. Sabía que pasarían muchos días para volver a verte y como siempre, no sabía cuántos. Entre una semana, dos, un mes, dos meses y tal vez ya nunca más. Contigo las despedidas eran para siempre. Si llamabas, ya era un milagro. Después pensé que podíamos consolidar algo, con cierta frecuencia, sin compromisos, pero volvían las grandes distancias. Ya llevamos un mes. Nos despedimos muy bien, con un beso en la boca, no pudimos abrazarnos porque teníamos las manos ocupadas. Te agradecí, como siempre, “gracias por todo”. Es verdad, la pasé muy bien, me llevaste a un día de campo con tu familia, después el cine. Y la fiesta con mis amigas. En fin. Muy bien, como siempre. A las dos semanas me enteré de que viajaste a Mérida, en avión, me lo dijo tu prima y yo até cabos. Ibas con Amy, la gringa que hace prácticas de lenguaje con niños, sí, era ella, guera, ojos azules, no muy guapa pero inteligente, dices tú. Quién sabe, definir a alguien por su inteligencia es tan relativo, una descripción genérica, muy amplia, muy subjetiva. Pasaron los días y ya no esperé tus llamadas, pensé que estabas con Amy pero ella vive fuera, no sé, no entiendo. Las acciones son poderosas, hablan por ti, aún en tu ausencia. Así que frené los pensamientos, qué caso ya. El amor debe ser distinto, debe ser un fuego ardiente y violento que navega en una barca por aguas calmadas. Lo he tenido ya, sólo por breves momentos de mi vida. Lo cotidiano es terreno mío, el de mi soledad en la casa.
25 de febrero de 2017
Cuadras luz de distancia
Y siempre siempre siempre son conferidos de una carga emocional. No es una calle: es la calle en la que cortaste con tu novio, es la banqueta de tu primer beso, es el lugar en el que recibiste cierta noticia, es la esquina en la que te encontraste por primera vez con alguien. Los lugares son mapas internos.
Yo me pregunto qué es un hogar... ¿Donde está tu cama? ¿Donde dices que es tu hogar y lo nombras? ¿Donde te rodeas de tus seres queridos? Qué es un hogar, ¿donde duermes? ¿Dónde te encuentras reunido con tu gente?
Gracias gracias gracias al apoyo de mi familia.
17 de julio de 2016
«What We Do in the Shadows», vampiros ancestrales que nos hacen reír.
“What We Do in the Shadows” (2014) es una comedia neozelandesa realizada a manera de falso documental que parodia a las películas que abordan a la figura mítica del vampiro, con un humor muy distinto del que estamos acostumbrados a ver.
Crítica: «Big Eyes», una blanda entrega de Tim Burton
“Big Eyes” (2014) es la última película de Tim Burton. Es una comedia dramática basada en una historia real cuya rareza sedujo al ojo excéntrico de Tim Burton para ser llevada al cine. En esta ocasión, Burton deja a un lado los elementos fantásticos, y mágicos que tanto nos gustan y que caracterizan su cine, para entregar un filme un poco más realista, aunque exagerado, pero que conserva ciertos rasgos propios de su estilo. Este filme se asemeja a “Ed Wood”, aquella película, también basada en un personaje real, con la que retrató al “peor cineasta de la historia de Hollywood”. Sin embargo, “Big Eyes” es un blando retrato que no alcanza la encantadora profundidad de “Ed Wood”.
2 de julio de 2015
La belleza: de lo sublime a lo perverso en "Belleza roja"
Bernardo Esquinca, escritor mexicano, presenta la posibilidad de explorar los límites entre la sacralización y la perversión. Su literatura juega con lo abyecto, la locura, y sus bordes. Belleza roja (Fondo de Cultura Económica 2005), cuyo género oscila entre la narrativa fantástica y la policíaca, se abre hacia la reflexión de una sociedad constituida por seres naturalmente abyectos, quienes poco a poco se permiten cruzar la línea entre la sublimación y la materialización de sus deseos pulsionales. Sin embargo, es su ficción –que bien podría confundirse con la realidad– la que lleva al lector a destapar lo reprimido y, al autor, a realizar un ritual de develamiento y sublimación, es decir, su literatura es el campo de combate y, en palabras de Julia Kristeva, es también: “una elaboración, una descarga y un vaciamiento de la abyección por la Crisis del Verbo” (278).
El canon de belleza actual, cuya exigencia sugiere modificaciones corporales, ha derivado en adoptar estas prácticas con una normalidad y una cotidianidad aterradoras. La belleza natural es la que ha sido transformada para dar paso a lo manipulado por el hombre mismo.
METAFICCIÓN EN BELLEZA ROJA
Este retrato social ficcionado es un espejo aterrador de la condición humana y sus laberintos oscuros. “La belleza tiene sus propios cánones establecidos por una sociedad”, dice Esquinca (Web). El actual arquetipo de belleza, el que parece imponerse y homologar, seduce desde las fibras más sensibles y desata, en los más vulnerables quizás, obsesión manifiesta en transformaciones quirúrgicas insospechadas. Las mutaciones plásticas conviven con lo cotidiano. La belleza es percibida como un estímulo, cuyo parámetro ya habita en el intelecto.
Es la castración, la incompletud, tan irremediable como la muerte. En esta novela, el autor aborda la pulsión de muerte desde la sublimación y hasta su materialización, con el asesinato. La fascinación por lo infranqueable. En palabras de Kristeva: “el culto al cadáver […] abominación que provoca la maldición divina […] implica una gama de interdicciones sexuales o morales.” (145) El crimen como transgresión máxima de ese otro-objeto que es siempre inalcanzable. El control de lo incontrolable.
La perspectiva de Freud hace a la abyección una característica humana y, por lo tanto, universal. El hombre toma responsabilidad y conciencia respecto de lo abyecto. Se abren dos caminos: sublimación o perversión. El arte traza una delgada línea entre ambos.
Kristeva, Julia. Poderes de la perversión. Buenos Aires: Catálogos Editora, 1988.
10 de abril de 2015
"Amar, beber y cantar" de Alain Resnais
Alain Resnais fue uno de los principales exponentes del cine francés. Esta película cobra particular importancia no sólo por su originalidad y su sentido experimental, sino también porque es la última que nos dejó, ya que Resnais falleció un mes después de la presentación del filme en el Festival de Berlín, a sus 91 años. Prolífico y creador hasta sus últimos momentos de vida. “Amar, beber y cantar” ("Aimer, boire et chanter", 2014) forma parte de la 58 Muestra Internacional de Cine.
6 de abril de 2015
"Moebius" (2013) de Kim Ki-duk
El prolífico cineasta corano, Kim Ki-duk, regresa con la que hasta ahora es la cinta más polémica de su repertorio: “Moebius” (2013). Ésta fue censurada en Corea, por lo que el realizador tuvo que cortar algunas escenas, aún así, el filme no deja de ser violento, y aborda temas difíciles de asimilar como el incesto, la castración, la violación, el adulterio, la sexualidad angustiante y la mutilación, entre otros, con claras referencias freudianas. La película forma parte de la 58 Muestra Internacional de Cine.